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Cinco en una vaina
Grimm Märchen

Cinco en una vaina - Cuento de hadas de Hans Christian Andersen

Tiempo de lectura para niños: 10 min

Cinco guisantes estaban encerrados en una vaina, y como ellos eran verdes y la vaina era verde también, creían que el mundo entero era verde, y tenían toda la razón. Creció la vaina y crecieron los guisantes; para aprovechar mejor el espacio, se pusieron en fila. Por fuera lucía el sol y calentaba la vaina, mientras la lluvia la limpiaba y volvía transparente. El interior era tibio y confortable, había claridad de día y oscuridad de noche, tal y como debe ser; y los guisantes, en la vaina, iban creciendo y se entregaban a sus reflexiones, pues en algo debían ocuparse.

– ¿Nos pasaremos toda la vida metidos aquí? -decían-. ¡Con tal de que no nos endurezcamos a fuerza de encierro! Me da la impresión de que hay más cosas allá fuera; es como un presentimiento. Y fueron transcurriendo las semanas; los guisantes se volvieron amarillos, y la vaina, también.

– ¡El mundo entero se ha vuelto amarillo! -exclamaron; y podían afirmarlo sin reservas. Un día sintieron un tirón en la vaina; había sido arrancada por las manos de alguien, y, junto con otras, vino a encontrarse en el bolsillo de una chaqueta.

– Pronto nos abrirán -dijeron los guisantes, afanosos de que llegara el ansiado momento.

– Me gustaría saber quién de nosotros llegará más lejos -dijo el menor de los cinco-. No tardaremos en saberlo.

– Será lo que haya de ser -contestó el mayor. ¡Zas!, estalló la vaina y los cinco guisantes salieron rodando a la luz del sol. Estaban en una mano infantil; un chiquillo los sujetaba fuertemente, y decía que estaban como hechos a medida para su cerbatana. Y metiendo uno en ella, sopló.

– ¡Heme aquí volando por el vasto mundo! ¡Alcánzame, si puedes! -y salió disparado.

– Yo me voy directo al Sol -dijo el segundo-. Es una vaina como Dios manda, y que me irá muy bien-. Y allá se fue.

– Cuando lleguemos a nuestro destino podremos descansar un rato -dijeron los dos siguientes-, pero nos queda aún un buen trecho para rodar-, y, en efecto, rodaron por el suelo antes de ir a parar a la cerbatana, pero al fin dieron en ella-. ¡Llegaremos más lejos que todos!

– ¡Será lo que haya de ser! – dijo el último al sentirse proyectado a las alturas. Fue a dar contra la vieja tabla, bajo la ventana de la buhardilla, justamente en una grieta llena de musgo y mullida tierra, y el musgo lo envolvió amorosamente. Y allí se quedó el guisante oculto, pero no olvidado de Dios.

– ¡Será lo que haya de ser! – repitió. Vivía en la buhardilla una pobre mujer que se ausentaba durante la jornada para dedicarse a limpiar estufas, aserrar madera y efectuar otros trabajos pesados, pues no le faltaban fuerzas ni ánimos, a pesar de lo cual seguía en la pobreza. En la reducida habitación quedaba sólo su única hija, mocita delicada y linda que llevaba un año en cama, luchando entre la vida y la muerte.

– ¡Se irá con su hermanita! -suspiraba la mujer-. Tuve dos hijas, y muy duro me fue cuidar de las dos, hasta que el buen Dios quiso compartir el trabajo conmigo y se me llevó una. Bien quisiera yo ahora que me dejase la que me queda, pero seguramente a Él no le parece bien que estén separadas, y se llevará a ésta al cielo, con su hermana. Pero la doliente muchachita no se moría; se pasaba todo el santo día resignada y quieta, mientras su madre estaba fuera, a ganar el pan de las dos. Llegó la primavera; una mañana, temprano aún, cuando la madre se disponía a marcharse a la faena, el sol entró piadoso a la habitación por la ventanuca y se extendió por el suelo, y la niña enferma dirigió la mirada al cristal inferior.

– ¿Qué es aquello verde que asoma junto al cristal y que mueve el viento? La madre se acercó a la ventana y la entreabrió.

– ¡Mira! -dijo-, es una planta de guisante que ha brotado aquí con sus hojitas verdes. ¿Cómo llegaría a esta rendija? Pues tendrás un jardincito en que recrear los ojos. Acercó la camita de la enferma a la ventana, para que la niña pudiese contemplar la tierna planta, y la madre se marchó al trabajo.

– ¡Madre, creo que me repondré! -exclamó la chiquilla al atardecer-. ¡El sol me ha calentado tan bien, hoy! El guisante crece a las mil maravillas, y también yo saldré adelante y me repondré al calor del sol.

– ¡Dios lo quiera! -suspiró la madre, que abrigaba muy pocas esperanzas. Sin embargo, puso un palito al lado de la tierna planta que tan buen ánimo había infundido a su hija, para evitar que el viento la estropease. Sujetó en la tabla inferior un bramante, y lo ató en lo alto del marco de la ventana, con objeto de que la planta tuviese un punto de apoyo donde enroscar sus zarcillos a medida que se encaramase. Y, en efecto, se veía crecer día tras día.

– ¡Dios mío, hasta flores echa! -exclamó la madre una mañana­ y entróle entonces la esperanza y la creencia de que su niña enferma se repondría. Recordó que en aquellos últimos tiempos la pequeña había hablado con mayor animación; que desde hacía varias mañanas se había sentado sola en la cama, y, en aquella posición, se había pasado horas contemplando con ojos radiantes el jardincito formado por una única planta de guisante. La semana siguiente la enferma se levantó por primera vez una hora, y se estuvo, feliz, sentada al sol, con la ventana abierta; y fuera se había abierto también una flor de guisante, blanca y roja. La chiquilla, inclinando la cabeza, besó amorosamente los delicados pétalos. Fue un día de fiesta para ella.

– ¡Dios misericordioso la plantó y la hizo crecer para darte esperanza y alegría, hijita! – dijo la madre, radiante, sonriendo a la flor como si fuese un ángel bueno, enviado por Dios. Pero, ¿y los otros guisantes? Pues verás: Aquel que salió volando por el amplio mundo, diciendo: «¡Alcánzame si puedes! », cayó en el canalón del tejado y fue a parar al buche de una paloma, donde encontróse como Jonás en el vientre de la ballena. Los dos perezosos tuvieron la misma suerte; fueron también pasto de las palomas, con lo cual no dejaron de dar un cierto rendimiento positivo. En cuanto al cuarto, el que pretendía volar hasta el Sol, fue a caer al vertedero, y allí estuvo días y semanas en el agua sucia, donde se hinchó horriblemente.

– ¡Cómo engordo! -exclamaba satisfecho-. Acabaré por reventar, que es todo lo que puede hacer un guisante. Soy el más notable de los cinco que crecimos en la misma vaina. Y el vertedero dio su beneplácito a aquella opinión. Mientras tanto, allá, en la ventana de la buhardilla, la muchachita, con los ojos radiantes y el brillo de la salud en las mejillas, juntaba sus hermosas manos sobre la flor del guisante y daba gracias a Dios.

– El mejor guisante es el mío -seguía diciendo el vertedero.

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Antecedentes

Interpretaciones

Lengua

„Cinco en una vaina“ de Hans Christian Andersen es un cuento que explora temas de esperanza, transformación y la perspectiva sobre el mundo. Los cinco guisantes en la vaina simbolizan diferentes actitudes y destinos que representan cómo cada ser tiene su propia historia y camino en la vida, algunos marcados por la ambición, otros resignados al destino, y unos cuantos destinados a tener impactantes transformaciones.

Uno de los temas principales del cuento es la noción de que los cambios en la vida pueden ser inesperados y conducir a diferentes resultados. Los guisantes empiezan creyendo que el mundo es del color que ellos ven dentro de su vaina, reflejando cómo la percepción puede estar limitada por el entorno. Esta idea cambia cuando experimentan el mundo exterior, mostrando que la vida está llena de posibilidades más vastas de lo que uno puede anticipar.

Otro tema relevante es el poder transformador de la naturaleza y la esperanza. El guisante que termina en la grieta de la buhardilla simboliza el renacer y la curación, trayendo vida tanto a la planta como a la niña enferma que vive en la casa. La historia pone énfasis en cómo incluso una pequeña semilla puede tener un gran impacto, proporcionando consuelo y motivación. La niña recupera la salud inspirada por el crecimiento del guisante, lo que a su vez refleja el poder de la naturaleza para inspirar y renovar el espíritu humano.

Además, Andersen muestra cómo cada uno de los guisantes afronta su propio destino, diferenciando cómo las elecciones o la falta de ellas pueden resultar en diversos destinos. Al final, aunque algunos guisantes terminan de manera poco prometedora, la historia subraya la importancia de encontrar significado y propósito individual, lo cual en el caso del guisante en la grieta, llega a representar una fuente vital de esperanza para la niña y su madre.

El cuento enseña una lección sobre cómo, a pesar de las circunstancias difíciles o aparentes fracasos, la esperanza y el optimismo pueden brotar incluso en los lugares más inhóspitos, transformando vidas en el proceso.

El cuento „Cinco en una vaina“ de Hans Christian Andersen ofrece múltiples interpretaciones, cada una rica en simbolismo y significado. Aquí presento algunas reflexiones sobre este cuento de hadas:

El ciclo de la vida y el descubrimiento: La historia de los cinco guisantes representa el ciclo de la vida y cómo cada uno de ellos sigue un camino diferente. A medida que los guisantes son liberados de la vaina, experimentan el mundo de distintas maneras. Esto puede ser visto como una alegoría de cómo, al crecer, las personas se enfrentan al mundo y toman diferentes caminos en la vida.

La idea del destino y la providencia: A lo largo del relato, se escucha la frase „Será lo que haya de ser“, lo que sugiere una aceptación del destino o la providencia. El guisante que termina en la grieta de la ventana de la buhardilla representa la intervención divina o la providencia, ya que su crecimiento aporta esperanza y alegría a una niña enferma y a su madre.

Esperanza y renacimiento: La transformación del guisante en una planta dentro de un contexto tan adverso como una buhardilla pobre simboliza la esperanza y el renacimiento. Para la niña enferma, la planta de guisante representa una pequeña chispa de vida y belleza que le ofrece la fuerza para recuperarse, mostrándonos cómo la esperanza puede surgir incluso en las circunstancias más difíciles.

Interconexión y propósito: Cada guisante tiene una función o propósito, ya sea dar alimento a una paloma o traer belleza y consuelo a una niña enferma. La historia sugiere que todo en el universo está interconectado y que incluso las cosas más pequeñas tienen su lugar y su propósito.

Contraste entre el éxito superficial y el verdadero valor: El guisante que termina en el vertedero y se gloría en su propia hinchazón contrasta con el guisante que crece en la ventana. Este guisante superficial cree que su engordamiento es un logro, pero en realidad, no tiene un impacto significativo. En cambio, el guisante en la ventana demuestra su verdadero valor al mejorar la vida de otros.

En conclusión, „Cinco en una vaina“ es una rica meditación sobre el viaje de la vida, el poder de la esperanza y la aceptación del destino. A través de la historia de los guisantes, Andersen nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras acciones, por pequeñas que parezcan, pueden tener un profundo impacto en el mundo.

El cuento „Cinco en una vaina“ de Hans Christian Andersen es un ejemplo clásico de la narración moralizante que caracteriza muchas de sus obras. A través de un planteamiento aparentemente sencillo, el cuento ofrece una serie de reflexiones sobre el destino, la esperanza y el crecimiento personal.

Estructura Narrativa: El cuento sigue una estructura clara y lineal. Comienza con la introducción de los protagonistas, cinco guisantes dentro de una vaina, y sigue con su desarrollo hasta el estallido y dispersión en el mundo. Cada guisante tiene lo que puede considerarse una pequeña „historia“ dentro de la narrativa principal, culminando en el destino particular del guisante que crece junto a la ventana de la niña enferma.

Personificación: Andersen utiliza la personificación para dar vida a los guisantes, asignándoles pensamientos, sentimientos y diálogos propios de seres humanos. Esto no solo humaniza a los guisantes, permitiendo al lector identificarse con ellos, sino que también añade una capa de interés y complejidad al cuento.

Temática:

Destino y Elección: Uno de los temas más destacados es el destino. Los guisantes, aunque inicialmente ansiosos por abandonar la vaina, experimentan diferentes destinos que no pueden controlar completamente. Esto resalta la idea de que, aunque se pueda anhelar un destino o tomar decisiones, el resultado final no siempre está en nuestras manos.

Esperanza y Resiliencia: La historia de la niña enferma y el guisante que crece junto a su ventana simboliza la esperanza y la resiliencia. La planta se convierte en un faro de esperanza para la niña, un catalizador para su recuperación emocional y física.

Recursos Literarios:

Metáfora: El guisante que sobrevive y crece simboliza la fuerza interior y la promesa de una nueva vida. En contraste, los otros guisantes representan diferentes actitudes y resultados en la vida.

Contraste: Andersen utiliza el contraste entre la vida monótona y aislada dentro de la vaina y las diversas posibilidades y riesgos del mundo exterior para enfatizar el tema de la aventura y el descubrimiento personal.

Moral Implícita: La narración sugiere que cada uno tiene un papel en el mundo, siendo la humildad, la aceptación y la esperanza valores cruciales. La historia del guisante que prospera al lado de la ventana habla del poder de la naturaleza y la providencia para sanar y renovar.

En resumen, „Cinco en una vaina“ es más que un simple cuento sobre guisantes; es una reflexión sobre la vida, el destino y el impacto de pequeñas cosas que pueden cambiar nuestra existencia. Con un lenguaje sencillo pero profundo, Andersen consigue transmitir mensajes complejos sobre la condición humana.


Información para el análisis científico

Indicador
Valor
TraduccionesDE, EN, DA, ES, FR, IT
Índice de legibilidad de Björnsson38
Flesch-Reading-Ease Índice30.3
Flesch–Kincaid Grade-Level12
Gunning Fog Índice16.9
Coleman–Liau Índice10.1
SMOG Índice12
Índice de legibilidad automatizado6.7
Número de Caracteres6.581
Número de Letras5.120
Número de Frases78
Número de Palabras1.164
Promedio de Palabras por oración14,92
Palabras con más de 6 letras269
Porcentaje de palabras largas23.1%
Número de Sílabas2.221
Promedio de Sílabas por Palabra1,91
Palabras con tres Sílabas317
Porcentaje de palabras con tres sílabas27.2%
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