Tiempo de lectura para niños: 7 min
Un día, en que el tiempo era muy hermoso, Dios Nuestro Señor quiso dar un paseo por los jardines celestiales y se hizo acompañar de todos los apóstoles y los santos, por lo que en el Cielo sólo quedó San Pedro. El Señor le había encomendado que no permitiese entrar a nadie durante su ausencia, y, así, Pedro no se movió de la puerta, vigilando. Al cabo de poco llamaron, y Pedro preguntó quién era y qué quería.
– Soy un pobre y honrado sastre -respondió una vocecita suave- que os ruega lo dejéis entrar.
– ¡Sí -refunfuñó Pedro-, honrado como el ladrón que cuelga de la horca! ¡No habrás hecho tú correr los dedos, hurtando el paño a tus clientes! No entrarás en el Cielo; Nuestro Señor me ha prohibido que deje pasar a nadie mientras él esté fuera.
– ¡Un poco de compasión! -suplicó el sastre-. ¡Por un retalito que cae de la mesa! Eso no es robar. Ni merece la pena hablar de esto. Mirad, soy cojo, y con esta caminata me han salido ampollas en los pies. No tengo ánimos para volverme atrás. Dejadme sólo entrar; cuidaré de todas las faenas pesadas: llevar los niños, lavar pañales, limpiar y secar los bancos en que juegan, remendaré sus ropitas… San Pedro se compadeció del sastre cojo y entreabrió la puerta del Paraíso, lo justito para que su escuálido cuerpo pudiese deslizarse por el resquicio. Luego mandó al hombre que se sentase en un rincón, detrás de la puerta, y se estuviese allí bien quieto y callado, para que el Señor, al volver, no lo viera y se enojara. El sastre obedeció. Al cabo de poco, San Pedro salió un momento; el sastre se levantó y, aprovechando la oportunidad, se dedicó a curiosear por todos los rincones del Cielo. Llegó, finalmente, a un lugar donde había unas sillas preciosísimas, y, en el centro, un trono, todo de oro, adornado de reluciente pedrería, mucho más alto que las sillas, que tenía delante un escabel, también de oro.

Era el sillón donde se sienta Nuestro Señor cuando está en casa, y desde el cual puede ver cuanto ocurre en la Tierra. El sastre contempló atónito aquel sillón durante un buen rato, pues le gustaba mucho más que todo lo que había visto. Al fin, impertinente como era, no pudo dominarse más: se subió al trono y se sentó. Entonces vio todo lo que estaba ocurriendo en la Tierra, y, así, pudo observar cómo una vieja muy fea que lavaba en un arroyo, apartaba disimuladamente dos pañuelos. El sastre, al verlo, se enfureció de tal modo que empuñó el escabel de oro y lo arrojó, cielo a través, contra la vieja ladrona. Pero luego se dio cuenta de que no podría recuperar el escabel, y se bajó con disimulo del trono y volvió a su sitio detrás de la puerta, con el aire de quien nunca ha roto un plato. Al regresar Nuestro Señor con su séquito celestial, no reparó en el sastre sentado en la portería; pero al querer ocupar su asiento habitual, echó a faltar el escabel. Preguntó a San Pedro adónde lo había metido, mas el santo no le supo responder. Volvióle a preguntar entonces si había permitido entrar a alguien.
– No sé de nadie que haya estado aquí -contestó San Pedro-, excepto un sastre cojo que está sentado detrás de la puerta. Nuestro Señor mandó comparecer al sastre, y le preguntó si se había llevado el escabel y qué había hecho con él.
– ¡Oh, Señor! -respondió el sastre, alborozado-. Me he enfadado mucho, porque en la Tierra he visto a una vieja lavandera que robaba dos pañuelos, y le arrojé el escabel a la cabeza.
– ¡Gran pícaro! -increpólo Nuestro Señor-. Si yo juzgase como tú haces, ¿qué sería de ti hace mucho tiempo? No tendría ni sillas, ni bancos, ni trono, ni siquiera atizador del horno, porque todo lo habría arrojado contra los pecadores. Desde este momento no seguirás en el Cielo, sino que te quedarás afuera, en la puerta. ¡Así que, mira adónde vas! Aquí nadie debe castigar sino yo, el Señor. San Pedro hubo de echar del Cielo al sastre, el cual, como tenía rotos los zapatos y los pies llenos de ampollas, empujando un bastón se dirigió al limbo, donde residen los soldados piadosos y lo pasan lo mejor posible.

Antecedentes
Interpretaciones
Lengua
„El Sastre en el Cielo“ es un cuento del folclore recogido por los hermanos Grimm, que presenta una anécdota humorística y moral. La historia comienza con Dios caminando por los jardines celestiales, dejando a San Pedro a cargo de la entrada del Cielo con la orden de no permitir el ingreso de nadie. Sin embargo, un pobre sastre cojo llega a la puerta solicitando compasión. Después de prometer realizar tareas pesadas y suplicar, San Pedro permite que el sastre entre bajo la condición de que permanezca en silencio.
Mientras San Pedro se distrae, el sastre curiosea por el Cielo y finalmente llega al magnífico trono de Dios. Tomado por la curiosidad y el atrevimiento, se sienta en el trono y observa la Tierra. Desde allí, ve una injusticia menor: una vieja robando pañuelos. Enfurecido, lanza el escabel del trono contra ella. Sin embargo, esto provoca la falta del escabel cuando Dios regresa.
Al ser descubierto, el sastre intenta defender su acción, pero Dios lo reprende por interferir en el juicio divino. Como consecuencia, se le destierra del Cielo, dejándolo en el limbo. La historia concluye con una lección sobre la justicia divina y la humildad, recordando que solo Dios tiene la autoridad de juzgar y castigar.
„El Sastre en el Cielo“ es un cuento de los Hermanos Grimm que aborda temas como la moralidad, el juicio y la compasión. A continuación, te presento una interpretación del cuento:
Moralidad y Arrepentimiento: El sastre, a pesar de ser un personaje que parece inofensivo y humilde, muestra una falta de introspección sobre sus propios defectos. Aunque suplica misericordia alegando que un pequeño hurto no es significativo, su reacción violenta al ver a la lavandera demuestra hipocresía. Este comportamiento refleja cómo a menudo subestimamos nuestras propias faltas mientras juzgamos duramente las de los demás.
La Compasión y sus Límites: San Pedro, al sentirse compadecido por la condición del sastre, decide permitirle la entrada al cielo, desobedeciendo las órdenes directas de Dios. Esto muestra que la compasión puede llevarnos a decisiones que desafían la autoridad o las reglas, pero también nos recuerda que nuestra buena voluntad debe ser equilibrada con responsabilidad.
Autoridad y Justicia Divina: El cuento subraya la idea de que solo Dios tiene el derecho de juzgar y castigar a los humanos. El sastre, en su ímpetu por hacer justicia instantánea, olvida que no le corresponde castigar. Dios, al reprender al sastre, le enseña que el juicio divino es más sabio y que él ya habría arrojado todos los objetos celestiales si actuara con el mismo impulso humano.
El Castigo por la Presunción: La expulsión del sastre del cielo simboliza el castigo por su presunción y falta de control. Su descenso al limbo, en cierto sentido, es una segunda oportunidad para reflexionar sobre su comportamiento, acompañado por aquellos que, aunque no están en el cielo, aún pueden aspirar a la redención.
Una Lección de Humildad: El relato sirve como advertencia sobre la humildad y el autocontrol. El sastre es una representación de aquellos que, a pesar de sus propias faltas, son rápidos para señalar las de los otros. Su experiencia es un recordatorio de que debemos actuar con empatía y moderación.
En suma, „El Sastre en el Cielo“ nos invita a reflexionar sobre la naturaleza humana y la importancia de dejar el juicio último en manos de la divinidad, recordándonos que la compasión y la introspección son esenciales en el camino hacia la verdadera justicia.
El cuento „El Sastre en el Cielo“ de los Hermanos Grimm es una historia breve que se puede analizar desde varios ángulos lingüísticos y temáticos. A continuación, se presenta un análisis centrado en aspectos lingüísticos y literarios:
Estructura Narrativa y Temática
Introducción: El cuento comienza situando el contexto celestial e introduce el personaje de San Pedro, encargado de cuidar las puertas del cielo. Esta sección establece las normas del Cielo y el mandato de Dios a San Pedro.
Conflicto: La llegada del sastre al Cielo y su súplica para entrar plantea el conflicto central. El sastre evoca compasión, lo que resalta el tema de la misericordia, aunque de manera incumplida ya que desafía las reglas de Dios.
Desarrollo: La curiosidad del sastre lo lleva a explorar el Cielo en ausencia de San Pedro. Al sentarse en el trono de Dios, el sastre actúa fuera de su lugar, simbolizando la trasgresión del orden divino.
Clímax: La acción del sastre de arrojar el escabel contra la vieja ladrona marca el clímax, demostrando impulsividad y juicio erróneo.
Resolución: El Señor vuelve y cuestiona al sastre, concluyendo con su expulsión del Cielo. Se enfatiza la autoridad de Dios y la imperfección de los juicios humanos.
Diálogo: El cuento utiliza el diálogo para revelar el carácter de los personajes. La conversación entre el sastre y San Pedro representa una mezcla de súplica y acusación, estableciendo las relaciones de poder.
Registro y Tono: El lenguaje es formal y reverente cuando se refiere al Señor, mientras que el sastre adopta un tono más informal y humilde en su súplica a San Pedro.
Estilo: Los autores emplean un lenguaje descriptivo, especialmente en la descripción del trono celestial, para crear un contraste entre la humildad del sastre y la majestad del Cielo.
Uso de Eufemismos y Sarcasmo: Frases como „honrado como el ladrón que cuelga de la horca“ muestran el uso del sarcasmo y eufemismos para comunicar escepticismo sobre las palabras del sastre.
Temas y Símbolos
Justicia Divina vs. Humana: La historia resalta la diferencia entre la justicia divina y la humana, con un énfasis en la paciencia y el perdón divino en contraste con el juicio apresurado del sastre.
Curiosidad y Desobediencia: La curiosidad del sastre representa un impulso humano natural pero también resalta su desobediencia, violando las normas sagradas.
Consecuencias de los Actos Impulsivos: El lanzamiento del escabel simboliza actos irreflexivos y sus repercusiones, aludiendo a la importancia de la paciencia.
Compasión y Expulsión: La compasión inicial de San Pedro contrasta con la consecuencia final de expulsión, mostrando las estrictas leyes del mundo celestial.
Conclusión
„El Sastre en el Cielo“ es un cuento moral que explora temas de justicia, obediencia y la falibilidad de los juicios humanos bajo una narrativa clara y dialogada. Los Hermanos Grimm utilizan una combinación de diálogo, simbolismo y descripciones detalladas para transmitir mensajes morales y reflexionar sobre la naturaleza de la justicia divina frente a la humana.
Información para el análisis científico
Indicador | Valor |
---|---|
Número | KHM 35 |
Aarne-Thompson-Uther Índice | ATU Typ 800 |
Traducciones | DE, EN, DA, ES, FR, PT, IT, JA, NL, PL, RU, TR, VI, ZH |
Índice de legibilidad de Björnsson | 35.2 |
Flesch-Reading-Ease Índice | 32.4 |
Flesch–Kincaid Grade-Level | 12 |
Gunning Fog Índice | 15.6 |
Coleman–Liau Índice | 9.8 |
SMOG Índice | 12 |
Índice de legibilidad automatizado | 7.4 |
Número de Caracteres | 4.026 |
Número de Letras | 3.141 |
Número de Frases | 43 |
Número de Palabras | 723 |
Promedio de Palabras por oración | 16,81 |
Palabras con más de 6 letras | 133 |
Porcentaje de palabras largas | 18.4% |
Número de Sílabas | 1.345 |
Promedio de Sílabas por Palabra | 1,86 |
Palabras con tres Sílabas | 161 |
Porcentaje de palabras con tres sílabas | 22.3% |