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Las Velas
Grimm Märchen

Las Velas - Cuento de hadas de Hans Christian Andersen

Tiempo de lectura para niños: 8 min

Érase una vez una gran vela de cera, consciente de su alto rango y muy pagada de sí misma.

– Estoy hecha de cera, y me fundieron y dieron forma en un molde -decía-. Alumbro mejor y ardo más tiempo que las otras luces; mi sitio está en una araña o en un candelabro de plata.

– Debe ser una vida bien agradable la suya -observó la vela de sebo-. Yo no soy sino de sebo, una vela sencilla, pero me consuelo pensando que siempre vale esto más que ser una candela de a penique. A ésta le dan un solo baño, y a mí me dan ocho; de ahí que sea tan resistente. No puedo quejarme. Claro que es más distinguido haber nacido de cera que haber nacido de sebo, pero en este mundo nadie dispone de sí mismo. Ustedes están en el salón, en un candelabro o en una araña de cristal; yo me quedo en la cocina. Pero tampoco es mal sitio; de allí sale la comida para toda la casa. -Sí, pero hay algo más importante que la comida -replicó la vela de cera-: la vida social. Brillar y ver brillar a los demás. Precisamente esta noche hay baile. No tardarán en venir a buscarnos, a mí y toda mi familia. Apenas terminaba de hablar cuando se llevaron todas las velas de cera, y también la de sebo. La señora en persona la cogió con su delicada mano y la llevó a la cocina, donde había un chiquillo con un cesto, que llenaron de patatas y unas pocas manzanas. Todo lo dio la buena señora al rapazuelo.

– Ahí tienes también una luz, amiguito -dijo-. Tu madre vela hasta altas horas de la noche, siempre trabajando; tal vez le preste servicio. La hija de la casa estaba también allí, y al oír las palabras «hasta altas horas de la noche», dijo muy alborozada:

– Yo también estaré levantada hasta muy tarde. Tenemos baile, y llevaré los grandes lazos colorados. ¡Cómo brillaba su carita! Daba gusto mirarla. Ninguna vela de cera es capaz de brillar como dos ojos infantiles. «¡Qué emocionante! », pensó la vela de sebo-. Nunca lo olvidaré; seguramente no volveré a ver una cosa parecida. La metieron en la cesta, debajo de la tapa, y el niño se marchó con ella. «¿Adónde me llevarán? -pensaba la vela-. A casa de gente pobre, donde no me darán tal vez ni una mala palmatoria de latón, mientras la bujía de cera está en un candelabro de plata y ve a personas distinguidísimas. ¡Qué espléndido debe ser eso de lucir para la gente distinguida! Estaba de Dios que yo había de ser de sebo y no de cera». Y la vela llegó a una casa pobre, la de una viuda con tres hijos que se apretujaban en una habitación reducida y de bajo techo, frente a la morada de los ricos señores.

– ¡Bendiga Dios a la buena señora por lo que nos ha dado! -dijo la madre-. ¡Qué vela más estupenda! Durará hasta muy avanzada la noche. Y la encendieron.

– ¡Qué asco! -dijo-. Me han encendido con una cerilla apestosa. No le ocurrirá esto a la vela de cera de la casa de enfrente. También en ella encendieron las luces, y su brillo irradió a la calle. Oíase el ruido de los coches que conducían a los invitados, y sonaba la música. «Ahora empiezan allí -pensó la vela de sebo, y le vino a la memoria la radiante carita de la rica muchacha, más radiante que todas las velas de cera juntas-. Aquel espectáculo no lo veré nunca más». En esto llegó a la humilde vivienda el menor de los hijos, una chiquilla. Pasando los brazos alrededor del cuello de su hermano y hermana, les comunicó algo muy importante, algo que tenía que decirse al oído:

– Esta noche, ¡fijaos!, esta noche vamos a comer patatas fritas. Y su rostro brilló de felicidad. La vela, que le daba de frente, vio reflejarse una alegría, una dicha tan grande como la que viera en la casa rica, donde la niña había dicho:

– Esta noche tenemos baile, y llevaré los grandes lazos colorados. «¿Tan importante es eso de comer patatas fritas? -pensó la vela de sebo-. La alegría de estos niños es tan grande como la de aquella chiquilla». Y estornudó; quiero decir que chisporroteó; más no puede hacer una vela de sebo. Pusieron la mesa y se comieron las patatas. ¡Qué ricas estaban! Fue un verdadero banquete; y además les tocó una manzana a cada uno. El niño más pequeño recitó aquel verso:

Dios bondadoso sea alabado,
que otra vez hoy nos ha saciado. Amén.

– ¿Lo he recitado bien, madre? -dijo el pequeño.

– No tienes que pensar en ti mismo -le reprendió la madre sino sólo en Dios Nuestro Señor, que te ha dado una cena tan buena. Los niños se acostaron, su madre les dio un beso, y enseguida se quedaron dormidos, mientras la mujer estuvo cosiendo hasta altas horas de la noche, para ganar el sustento de sus hijos y el propio. Fuera, desde la casa rica, llegaba la luz y la música. Las estrellas centelleaban sobre todas las moradas, las de los ricos y las de los pobres, con igual belleza e intensidad. «A fin de cuentas ha sido una hermosa velada -pensó la vela de sebo-. ¿Lo habrán pasado mejor las de cera en sus candelabros de plata? Me gustaría saberlo antes de acabar de consumirme». Y pensó en las dos niñas, que habían sido igualmente felices: una, iluminada por la luz de cera, y otra, por la de sebo. Y ésta es toda la historia.

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Antecedentes

Interpretaciones

Lengua

„Las Velas“ es un relato breve y conmovedor de Hans Christian Andersen que refleja las diferencias sociales a través de una sencilla pero profunda metáfora: el destino de dos velas, una de cera y otra de sebo. En el cuento, la vela de cera representa la opulencia y el acceso a las esferas de la alta sociedad, mientras que la vela de sebo simboliza la humildad y la vida cotidiana de las personas menos privilegiadas.

La vela de cera se enorgullece de su superioridad, esperando con ansias servir en un candelabro de plata en una fiesta magnífica, mientras que la vela de sebo acepta su destino con humildad, consciente de que no tendrá el mismo esplendor en su uso. Sin embargo, a lo largo de la narración, la vela de sebo descubre que la felicidad y el gozo no están reservados solo a la riqueza, sino que también están presentes en los placeres sencillos de la vida diaria.

El cuento destaca la universalidad de la alegría y la gratitud, mostrando que las experiencias de felicidad pueden ser tan intensas y genuinas en situaciones de simplicidad como en las de abundancia. La reflexión final de la vela de sebo, al observar la similar felicidad en dos niñas de contextos diferentes, resalta la idea de que la verdadera iluminación puede provenir de apreciaciones diferentes de la vida, más allá del brillo superficial de los objetos materiales.

„Las Velas“ invita a considerar el valor de la humildad, la alegría en las pequeñas cosas, y la idea de que las circunstancias externas no determinan necesariamente la calidad de la dicha interna.

El cuento „Las Velas“ de Hans Christian Andersen ofrece una reflexión profunda sobre el valor relativo de los bienes materiales y las experiencias personales. Presenta dos velas, una de cera y otra de sebo, como personajes principales con perspectivas y destinos distintos, que sirven para ilustrar diversas realidades y enseñanzas sobre la felicidad y el propósito.

Clasismo y Apariencias: Al principio, la vela de cera representa un sentido de superioridad por su origen y su función en los ambientes más lujosos. A menudo, las personas también tienden a juzgar su valor basándose en su entorno, estatus y riqueza material, como lo hace la vela de cera.

Propósito y Utilidad: La vela de sebo, aunque simple y de menor calidad en comparación con la vela de cera, desempeña un papel igualmente importante para una familia humilde. Andersen sugiere que todas las cosas y personas tienen un propósito y valor intrínseco, independientemente de su apariencia o prestigio.

Percepción de la Felicidad: A través del contraste entre la opulencia de la fiesta en la casa rica y la alegría sencilla de la familia pobre, el cuento destaca que la felicidad no depende de posesiones materiales sino de la perspectiva y las experiencias personales. Las patatas fritas son motivo de la misma alegría genuina en la familia pobre que el baile en la casa rica.

Igualdad de Experiencias Humanas: El chisporroteo de la vela de sebo al contemplar la felicidad de los niños expresa la idea de que la dicha y la satisfacción pueden encontrarse en cualquier parte y bajo cualquier circunstancia. Esto subraya una profunda verdad universal de que la felicidad no es exclusiva de ninguna clase social.

Reflexión sobre la Existencia: Al final de su vida, la vela de sebo considera su propia existencia y se da cuenta de que fue tan significativa e iluminadora como la de las velas de cera, sugiriendo un mensaje sobre el valor del auto-aceptación y la gratitud.

En resumen, „Las Velas“ es una alegoría que invita al lector a mirar más allá de las apariencias externas para encontrar valor y felicidad en lo cotidiano, resaltando que la verdadera iluminación proviene de experiencias llenas de amor, satisfacción y simplicidad, no de posiciones materiales o superficiales.

El cuento „Las Velas“ de Hans Christian Andersen ofrece una narrativa repleta de simbolismo y contrastes a través de la personificación de velas hechas de diferentes materiales. En este análisis lingüístico, exploraremos los temas, símbolos y elementos estilísticos presentes en el cuento.

Temas

Clase Social y Riqueza: La diferenciación entre la vela de cera y la de sebo representa el contraste entre clases sociales. La vela de cera simboliza la riqueza y el privilegio, asociándose con ambientes distinguidos y lujosos, mientras que la vela de sebo representa la modestia y la pobreza, presentándose como simple y ordinaria.

Percepción de la Felicidad: Andersen emplea las velas para mostrar que la felicidad no está determinada por el estatus social. Tanto la niña rica como los niños pobres experimentan la misma alegría, a pesar de sus diferentes circunstancias, sugiriendo que la verdadera felicidad es universal y no depende de lo material.

Autoestima y Autoaceptación: El cuento también trata sobre la aceptación propia. La vela de sebo, aunque inicialmente se siente inferior a la de cera, finalmente encuentra valor en su propio propósito, iluminando un momento especial para la familia humilde.

Símbolos

Las Velas: Representan personas de diferentes clases sociales. La vela de cera simboliza la élite, mientras que la de sebo representa la clase trabajadora o menos favorecida. Sus destinos reflejan la distribución desigual de privilegios y oportunidades.

La Luz: Sirve como metáfora para la vida, el conocimiento y la alegría. La diferencia en el brillo de las velas representa las distintas percepciones de la vida y el bienestar.

La Comida (Patatas Fritas y Manzanas): Simboliza la satisfacción básica y el aprecio por lo sencillo en contraste con las extravagancias de la riqueza.

Elementos Estilísticos

Personificación: Andersen utiliza la personificación para dar vida a las velas, dotándolas de pensamientos y emociones humanas. Esto permite que el lector se relacione empatícamente con los objetos inanimados y reflexione sobre sus propias experiencias de vida.

Diálogo: Los diálogos entre las velas y los humanos revelan sus pensamientos internos y sus perspectivas sobre el mundo, estableciendo un contraste entre sus realidades y aspiraciones.

Contraste: El cuento utiliza el contraste entre la opulencia y la modestia para resaltar que la alegría y el significado de la vida no dependen de las circunstancias externas.

Imaginería: A través de descripciones vívidas, Andersen crea una imagen clara de los ambientes contrastantes, haciendo que el lector visualice tanto la rica casa de la vela de cera como la humilde morada de la vela de sebo.

Conclusión

El cuento de Andersen es una reflexión profunda sobre la naturaleza humana, la felicidad y la desigualdad social, transmitida a través de un lenguaje simple pero efectivo. Su conclusión enfatiza que, aunque las circunstancias externas difieran, la capacidad de encontrar alegría y propósito es universalmente accesible, y es algo que cada individuo debe descubrir por sí mismo, más allá de las diferencias materiales.


Información para el análisis científico

Indicador
Valor
TraduccionesDE, EN, DA, ES
Índice de legibilidad de Björnsson29.9
Flesch-Reading-Ease Índice42.9
Flesch–Kincaid Grade-Level10.6
Gunning Fog Índice12.6
Coleman–Liau Índice8.3
SMOG Índice12
Índice de legibilidad automatizado4.5
Número de Caracteres1.984
Número de Letras1.530
Número de Frases28
Número de Palabras374
Promedio de Palabras por oración13,36
Palabras con más de 6 letras62
Porcentaje de palabras largas16.6%
Número de Sílabas665
Promedio de Sílabas por Palabra1,78
Palabras con tres Sílabas68
Porcentaje de palabras con tres sílabas18.2%
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