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Los seis Cisnes
Grimm Märchen

Los seis Cisnes - Cuento de hadas de los Hermanos Grimm

Tiempo de lectura para niños: 15 min

Hallándose un rey de cacería en un gran bosque, salió en persecución de una pieza con tal ardor, que ninguno de sus acompañantes pudo seguirlo. Al anochecer detuvo su caballo y dirigiendo una mirada a su alrededor, se dio cuenta de que se había extraviado y, aunque trató de buscar una salida no logró encontrar ninguna. Vio entonces a una vieja, que se le acercaba cabeceando. Era una bruja.

– Buena mujer -le dijo el Rey-, ¿no podrías indicarme un camino para salir del bosque?.

– Oh, si, Señor rey -respondió la vieja-. Si puedo, pero con una condición. Si no la aceptáis, jamás saldréis de esta selva. Y moriréis de hambre.

– ¿Y qué condición es ésa? -preguntó el Rey.

– Tengo una hija -declaró la vieja-, hermosa como no encontraríais otra igual en el mundo entero, y muy digna de ser vuestra esposa. Si os comprometéis a hacerla Reina, os mostraré el camino para salir del bosque. El Rey, aunque angustiado en su corazón, aceptó el trato, y la vieja lo condujo a su casita, donde su hija estaba sentada junto al fuego. Recibió al Rey como si lo hubiese estado esperando, y aunque el soberano pudo comprobar que era realmente muy hermosa, no le gustó, y no podía mirarla sin un secreto terror.

Cuando la doncella hubo montado en la grupa del caballo, la vieja indicó el camino al Rey, y la pareja llegó, sin contratiempo, al palacio, donde poco después se celebró la boda. El Rey estuvo ya casado una vez, y de su primera esposa le habían quedado siete hijos: seis varones y una niña, a los que amaba más que todo en el mundo. Temiendo que la madrastra los tratara mal o llegara tal vez a causarles algún daño, los llevó a un castillo solitario, que se alzaba en medio de un bosque.

Tan oculto estaba y tan difícil era el camino que conducía allá, que ni él mismo habría sido capaz de seguirlo a no ser por un ovillo maravilloso que un hada le había regalado. Cuando lo arrojaba delante de sí, se desenrollaba él solo y le mostraba el camino. Pero el rey salía con tanta frecuencia a visitar a sus hijos, que, al cabo, aquellas ausencias chocaron a la Reina, la cual sintió curiosidad por saber qué iba a hacer solo al bosque. Sobornó a los criados, y éstos le revelaron el secreto, descubriéndole también lo referente al ovillo, único capaz de indicar el camino.

Desde entonces la mujer no tuvo un momento de reposo hasta que hubo averiguado el lugar donde su marido guardaba la milagrosa madeja. Luego confeccionó unas camisetas de seda blanca y, poniendo en práctica las artes de brujería aprendidas de su madre, hechizó las ropas. Un día en que el Rey salió de caza, cogió ella las camisetas y se dirigió al bosque. El ovillo le señaló el camino. Los niños, al ver desde lejos que alguien se acercaba, pensando que sería su padre, corrieron a recibirlo, llenos de gozo.

Entonces ella les echó a cada uno una de las camisetas y, al tocar sus cuerpos, los transformó en cisnes, que huyeron volando por encima del bosque. Ya satisfecha regresó a casa creyéndose libre de sus hijastros. Pero resultó que la niña no había salido con sus hermanos, y la Reina ignoraba su existencia. Al día siguiente, el Rey fue a visitar a sus hijos y sólo encontró a la niña.

– ¿Dónde están tus hermanos? -le preguntó el Rey.

– ¡Ay, padre mío! -respondió la pequeña-. Se marcharon y me dejaron sola – y le contó lo que viera desde la ventana: cómo los hermanitos transformados en cisnes, habían salido volando por encima de los árboles; y le mostró las plumas que habían dejado caer y ella había recogido. Se entristeció el Rey, sin pensar que la Reina fuese la artista de aquella maldad.

Temiendo que también le fuese robada la niña, quiso llevársela consigo. Mas la pequeña tenía miedo a su madrastra, y rogó al padre le permitiera pasar aquella noche en el castillo solitario. Pensaba la pobre muchachita: „No puedo ya quedarme aquí; debo salir en busca de mis hermanos.“ Y, al llegar la noche, huyó a través del bosque. Anduvo toda la noche y todo el día siguiente sin descansar, hasta que la rindió la fatiga.

Viendo una cabaña solitaria, entró en ella y halló un aposento con seis diminutas camas; pero no se atrevió a meterse en ninguna, sino que se deslizó debajo de una de ellas, dispuesta a pasar la noche sobre el duro suelo. Más a la puesta del sol oyó un rumor y, al mismo tiempo, vio seis cisnes que entraban por la ventana. Se posaron en el suelo y se soplaron mutuamente las plumas, y éstas les cayeron, y su piel de cisne quedo alisada como una camisa.

Entonces reconoció la niña a sus hermanitos y, contentísima, salió a rastras de debajo de la cama. No se alegraron menos ellos al ver a su hermana; pero el gozo fue de breve duración.

– No puedes quedarte aquí -le dijeron-, pues esto es una guarida de bandidos. Si te encuentran cuando lleguen, te matarán.

– ¿Y no podríais protegerme? -preguntó la niña.

– No -replicaron ellos-, pues sólo nos está permitido despojarnos, cada noche, que nuestro plumaje de cisne durante un cuarto de hora, tiempo durante el cual podemos vivir en nuestra figura humana, pero luego volvemos a transformarnos en cisnes. Preguntó la hermanita, llorando:

– ¿Y no hay modo de desencantaros?

– No -dijeron ellos-, las condiciones son demasiado terribles. Deberías permanecer durante seis años sin hablar ni reír, y en este tiempo tendrías que confeccionarnos seis camisas de velloritas. Una sola palabra que saliera de tu boca, lo echaría todo a rodar. Y cuando los hermanos hubieron dicho esto, transcurrido ya el cuarto de hora, volvieron a remontar el vuelo, saliendo por la ventana. Pero la muchacha había adoptado la firme resolución de redimir a sus hermanos, aunque le costase la vida.

Salió de la cabaña y se fue al bosque, donde pasó la noche, oculta entre el ramaje de un árbol. A la mañana siguiente empezó a recoger velloritas para hacer las camisas. No podía hablar con nadie, y, en cuanto a reír, bien pocos motivos tenía. Llevaba ya mucho tiempo en aquella situación, cuando el Rey de aquel país, yendo de cacería por el bosque, pasó cerca del árbol que servía de morada a la muchacha. Unos monteros la vieron y la llamaron:

– ¿Quién eres? -pero ella no respondió.

– Baja -insistieron los hombres-. No te haremos ningún daño -. Más la doncella se limitó a sacudir la cabeza. Los cazadores siguieron acosándola a preguntas, y ella les echó la cadena de oro que llevaba al cuello, creyendo que así se darían por satisfechos. Pero como los hombres insistieran, les echó el cinturón y luego las ligas y, poco a poco, todas las prendas de que pudo desprenderse, quedando, al fin, sólo con la camiseta. Más los tercos cazadores treparon a la copa del árbol y, bajando a la muchacha, la condujeron ante el Rey, el cual le pregunto:

– ¿Quién eres? ¿Qué haces en el árbol? -pero ella no respondió. El Rey insistió, formulando de nuevo las mismas preguntas en todas las lenguas que conocía. Pero en vano; ella permaneció siempre muda. No obstante, viéndola tan hermosa, el Rey se sintió enternecido, y en su alma nació un gran amor por la muchacha. La envolvió en su manto y, subiéndola a su caballo, la llevó a palacio. Una vez allí mandó vestirla con ricas prendas, viéndose entonces la doncella más hermosa que la luz del día. Más no hubo modo de arrancarle una sola palabra. Sentóla a su lado en la mesa y su modestia y recato le gustaron tanto, que dijo:

– La quiero por esposa, y no querré a ninguna otra del mundo. Y al cabo de algunos días se celebró la boda. Pero la madre del Rey era una mujer malvada, a quien disgustó aquel casamiento, y no cesaba de hablar mal de su nuera.

– ¡Quién sabe de dónde ha salido esta chica que no habla! -Murmuraba-. Es indigna de un Rey. Transcurrido algo más de un año, cuando la Reina tuvo su primer hijo, la vieja se lo quitó mientras dormía, y manchó de sangre la boca de la madre. Luego se dirigió al Rey y la acusó de haber devorado al niño. El Rey se negó a darle crédito, y mandó que nadie molestara a su esposa. Ella, empero, seguía ocupada constantemente en la confección de las camisas, sin atender otra cosa. Y con el próximo hijo que tuvo, la suegra repitió la maldad, sin que tampoco el Rey prestara oídos a sus palabras. Dijo:

– Es demasiado piadosa y buena, para ser capaz de actos semejantes. Si no fuese muda y pudiese defenderse, su inocencia quedaría bien patente. Pero cuando, por tercera vez, la vieja robó al niño recién nacido y volvió a acusar a la madre sin que ésta pronunciase una palabra en su defensa, el Rey no tuvo más remedio que entregarla un tribunal, y la infeliz reina fue condenada a morir en la hoguera.

El día señalado para la ejecución de la sentencia resultó ser el que marcaba el término de los seis años durante los cuales le había estado prohibido hablar y reír. Así había liberado a sus queridos hermanos del hechizo que pesaba sobre ellos. Además, había terminado las seis camisas, y sólo a la última le faltaba la manga izquierda.

Cuando fue conducida la hoguera, se puso las camisas sobre el brazo y cuando, ya atada al poste del tormento, dirigió una mirada a su alrededor, vio seis cisnes, que se acercaban en raudo vuelo. Comprendiendo que se aproximaba el momento de su liberación, sintió una gran alegría. Los cisnes llegaron a la pira y se posaron en ella, a fin de que su hermana les echara las camisas; y no bien éstas hubieron tocado sus cuerpos, se les cayó el plumaje de ave y surgieron los seis hermanos en su figura natural, sanos y hermosos.

Sólo al menor le faltaba el brazo izquierdo, sustituido por un ala de cisne. Se abrazaron y se besaron, y la Reina, dirigiéndose al Rey, que asistía, consternado, a la escena, rompiendo, por fin, a hablar, le dijo:

– Esposo mío amadísimo, ahora ya puedo hablar y declarar que sido calumniada y acusada falsamente -y relató los engaños de que había sido víctima por la maldad de la vieja, que le había robado los tres niños, ocultándolos. Los niños fueron recuperados, con gran alegría del Rey, y la perversa suegra, en castigo, hubo de subir a la hoguera y morir abrasada. El Rey y la Reina, con sus seis hermanos, vivieron largos años en paz y felicidad.

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Antecedentes del cuento de hadas

El cuento de „Los seis cisnes“ de los Hermanos Grimm es una narración clásica de hadas que aborda temas de sacrificio, maldiciones y la fuerza del amor y la familia. La historia comienza con un rey que, perdido en el bosque, recibe ayuda de una bruja a cambio de casarse con su hija. A pesar de que la nueva reina es hermosa, el rey siente cierto temor hacia ella.

El rey tiene siete hijos de un matrimonio anterior: seis varones y una niña. Temiendo que su nueva esposa pueda hacerles daño, esconde a sus hijos en un castillo en el bosque, accesible solo con la ayuda de un ovillo mágico que le muestra el camino. Sin embargo, la curiosidad y malicia de la reina la lleva a descubrir el secreto y, utilizando magia, transforma a los seis hermanos en cisnes y los obliga a volar lejos. La hermana menor, que no fue transformada, se entera del hechizo y decide salvar a sus hermanos.

La joven emprende una ardua misión: durante seis años, no puede hablar ni reír y debe tejer camisas de velloritas para romper el hechizo. Vive en silencio hasta que un rey de otro reino la encuentra, y, encantado por su belleza, la lleva a su castillo y se casa con ella. Sin poder hablar por el deber que tiene con sus hermanos, la joven sufre acusaciones y manipulación por parte de su malvada suegra, que la acusa de crímenes horrendos.

Finalmente, el día en que termina su penoso voto de silencio coincide con su ejecución. En el último momento, los cisnes vuelan hacia ella y, al colocarles las camisas tejidas, recuperan su forma humana, aunque el menor retiene un ala en lugar de un brazo. La reina finalmente puede hablar, revela las intrigas de su suegra y es reivindicada. La familia se reúne y vive felizmente, mientras que la traicionera suegra recibe su merecido castigo.

Este cuento pone de manifiesto la importancia de la lealtad y el sacrificio personal en pos del bienestar familiar, encapsulando también la noción del triunfo del bien sobre el mal, un tema recurrente en la tradición de los cuentos de hadas.

Interpretaciones del cuento de hadas

„Los seis cisnes“ es un cuento de hadas recopilado por los Hermanos Grimm que aborda temas universales como el amor fraternal, la perseverancia, la injusticia y el triunfo del bien sobre el mal. En este cuento, una joven princesa muestra una valentía y determinación extraordinarias para romper un hechizo que condena a sus seis hermanos a vivir como cisnes. La historia está llena de simbolismo y refleja varios elementos comunes en los cuentos de hadas europeos.

Uno de los temas centrales es el amor sacrificado y la lealtad familiar. La hermana está dispuesta a soportar años de silencio y dificultades para rescatar a sus hermanos. Su devoción se pone de manifiesto a través de su arduo trabajo en silencio, confeccionando las camisas de velloritas necesarias para romper el hechizo.

El cuento también destaca el tema de la injusticia y la calumnia. La protagonista es acusada falsamente de un crimen atroz por su malvada suegra, lo que refleja una crítica a los juicios precipitados y la credulidad ante las acusaciones sin pruebas.

Otro aspecto significativo es la magia y las pruebas imposibles que suelen aparecer en los cuentos de hadas. Aquí, los elementos sobrenaturales están representados por el poder de transformación de las camisetas hechizadas, el ovillo mágico y el hechizo que convierte a los príncipes en cisnes.

Finalmente, el desenlace feliz, con la resolución del hechizo y el castigo de la malvada suegra, refuerza la idea de que el bien eventualmente prevalece sobre el mal, y que la justicia y la verdad finalmente triunfan. Este mensaje de esperanza es común en los cuentos de hadas, brindando consuelo y enseñanzas morales a través de la narrativa.

En resumen, „Los seis cisnes“ es un cuento lleno de simbolismo que explora temas de amor, sacrificio, injusticia y redención, características típicas de la colección de los Hermanos Grimm.

Análisis lingüístico del cuento de hadas

El cuento „Los seis cisnes“ de los Hermanos Grimm ofrece un interesante material para un análisis lingüístico. A continuación, se presenta un desglose de algunos aspectos lingüísticos y narrativos destacados en el texto:

Estructura Narrativa: El cuento sigue una estructura clásica en los cuentos de hadas: introducción, nudo y desenlace. Comienza con la situación inicial del rey perdido en el bosque, seguido por el conflicto con la madrastra malvada y los desafíos que enfrenta la hermana menor, culminando con la resolución y el final feliz.

Uso del Diálogo: Los diálogos son breves y funcionales, sirviendo para avanzar la trama o revelar información crucial, como las condiciones para romper el hechizo de los hermanos o la acusación de la suegra hacia la reina.

Personajes: Los personajes están delineados de manera arquetípica: el rey, la bruja, la madrastra malvada, los hermanos encantados, y la hermana abnegada. Este uso de arquetipos es típico en cuentos de hadas, facilitando la identificación y las expectativas del lector.

Lenguaje y Descripción: El lenguaje es directo y sencillo, característico de los cuentos de hadas para facilitar la comprensión de un público amplio, incluidos los niños. Las descripciones son concisas pero evocadoras, como en las descripciones de la vieja bruja o la belleza de los hermanos transformados en cisnes.

Motivos y Temas: Motivos comunes en el cuento incluyen la transformación mágica, el sacrificio abnegado, y el triunfo final del bien sobre el mal. El tema del amor fraternal y la lealtad se manifiestan en la inquebrantable resolución de la hermana menor de liberar a sus hermanos.

Simbolismo: Los cisnes simbolizan pureza y transformación, mientras que la hoguera de ejecución se convierte en un símbolo de justicia y redención cuando los hermanos son liberados del hechizo.

Elementos Mágicos: La magia juega un papel central en la trama, con elementos como el ovillo mágico y los hechizos lanzados por la madrastra, introduciendo el lector a un mundo donde lo sobrenatural justifica cambios dramáticos e inesperados.

Leyes del Mundo del Cuento: El cuento establece sus propias reglas internas, como los seis años de silencio requerido para romper el hechizo, creando un marco donde los actos heroicos son posibles y necesarios.

En conjunto, „Los seis cisnes“ utiliza una combinación de lenguaje sencillo, estructura narrativa clara, y simbolismo rico para construir una historia que explora temas de amor, sacrificio, y justicia, resonando emocionalmente con el lector a través de sus elementos fantásticos y universales.


Información para el análisis científico

Indicador
Valor
NúmeroKHM 49
Aarne-Thompson-Uther ÍndiceATU Typ 451
TraduccionesDE, EN, EL, DA, ES, FR, PT, HU, IT, JA, NL, PL, RU, TR, VI, ZH
Índice de legibilidad de Björnsson38.8
Flesch-Reading-Ease Índice28.1
Flesch–Kincaid Grade-Level12
Gunning Fog Índice17.8
Coleman–Liau Índice10.1
SMOG Índice12
Índice de legibilidad automatizado7.5
Número de Caracteres10.151
Número de Letras7.898
Número de Frases109
Número de Palabras1.794
Promedio de Palabras por frase16,46
Palabras con más de 6 letras400
Porcentaje de palabras largas22.3%
Número de Sílabas3.436
Promedio de Sílabas por Palabra1,92
Palabras con tres Sílabas506
Porcentaje de palabras con tres sílabas28.2%
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