Tiempo de lectura para niños: 16 min
Érase una vez un rico campesino que no tenía ningún hijo con su mujer. A menudo cuando iba con los demás campesinos a la ciudad éstos se burlaban de él y le preguntaban por qué no tenía hijos. Una vez se puso muy furioso y cuando llegó a su casa dijo: „¡Yo quiero tener un hijo! ¡Aunque sea un erizo!“ Su mujer entonces tuvo un hijo que era de mitad para arriba un erizo y de mitad para abajo un niño, y cuando vio a su hijo se asustó mucho y dijo: „¿Lo ves? ¡Nos has echado encima una maldición!“ Entonces dijo el marido: „Ya no sirve de nada lamentarse, tenemos que bautizar al niño, pero no podemos darle ningún padrino.“ La mujer dijo: „Y tampoco podemos bautizarlo más que con el nombre de Juan-mi-erizo.“ Cuando estuvo bautizado dijo el cura: „A éste con sus púas no se le puede poner en una cama como es debido.“ Así que le prepararon un poco de paja detrás de la estufa y acostaron allí a Juan-mi-erizo. Tampoco podía alimentarse del pecho de la madre, pues la hubiera pinchado con sus púas. Así, se pasó ocho años tumbado detrás de la estufa, y su padre estaba ya harto de él y deseando que se muriera; pero no se moría, y allí seguía acostado. Ocurrió entonces que en la ciudad había mercado y el campesino quiso ir. Entonces le preguntó a su mujer qué quería que le trajera. „Un poco de carne y un par de panecillos que hacen falta en casa,“ dijo ella. Después le preguntó a la criada y ésta le pidió un par de zapatillas y unas medias de rombos. Finalmente dijo también: „¿Y tú qué quieres, Juan-mi-erizo?“ – „Padrecito,“ dijo, „tráeme una gaita, anda.“ Cuando el campesino volvió a casa le dio a su mujer lo que le había traído: la carne y los panecillos; luego le dio a la criada las zapatillas y las medias de rombos, y finalmente se fue detrás de la estufa y le dio a Juan-mi-erizo la gaita. Y cuando Juan-mi-erizo la tuvo dijo: „Padrecito, anda, ve a la herrería y encarga que le pongan herraduras a mi gallo, que entonces me marcharé cabalgando en él y no volveré jamás.“ El padre entonces se puso muy contento porque iba a librarse de él e hizo que herraran al gallo, y cuando estuvo listo Juan-mi-erizo se montó en él y se marchó, levándose también cerdos y asnos, pues quería apacentarlos en el bosque. Una vez en él, sin embargo, el gallo tuvo que volar con él hasta un alto árbol, y allí se quedó, cuidando de los asnos y los cerdos, y allí estuvo muchos años, hasta que el rebaño se hizo grandísimo, y su padre no supo nada de él. Y mientras estaba en el árbol tocaba su gaita y hacía una música muy hermosa. Una vez pasó por allí un rey que se había perdido y oyó la música; entonces se quedó muy asombrado y envió a un criado a que mirara de dónde procedía la música. Este miró por todas partes, pero lo único que vio fue, arriba en el árbol, un pequeño animal que parecía un gallo con un erizo encima y que era el que tocaba la música. Entonces el rey le dijo al criado que le preguntara por qué estaba allí y si no sabría cuál era el camino para volver a su reino. Juan-mi-erizo se bajó entonces del árbol y le dijo que le enseñaría el camino si el rey le prometía por escrito que le daría lo primero con lo que se encontrara en la corte real cuando llegara a casa. El rey pensó: „Eso puedes hacerlo tranquilamente, pues Juan-mi-erizo no entiende y puedes escribir lo que tú quieras.“ El rey entonces cogió pluma y tinta y escribió cualquier cosa, y una vez hecho esto Juan-mi-erizo le enseñó el camino y llegó felizmente a casa. Pero a su hija, que le vio llegar desde lejos, le entró tanta alegría que salió corriendo a su encuentro y le besó. Él se acordó de Juan-mi-erizo y le contó lo que le había sucedido y que le había tenido que prometer por escrito a un extraño animal que iba montado en un gallo y tocaba una bella música que le daría lo primero que se encontrara al llegar a casa, pero que como Juan-mi-erizo no sabía leer, lo que había escrito realmente era que no se lo daría. La princesa se alegró mucho y dijo que eso estaba muy bien, pues jamás se hubiera ido con él.
Juan-mi-erizo, por su parte, siguió apacentando los asnos y los cerdos y siempre estaba alegre subido al árbol y tocando su gaita. Y sucedió entonces que pasó por allí con sus criados y sus alfiles otro rey que se había perdido y no sabía volver a casa porque el bosque era muy grande. Entonces oyó también a lo lejos la bella música y le preguntó a su alfil qué sería aquello, que fuera a mirar de dónde procedía. El alfil llegó debajo del árbol y vio arriba del todo al gallo con Juan-mi-erizo encima. El alfil le preguntó qué era lo que hacía allí arriba. „Estoy apacentando mis asnos y mis cerdos. ¿Qué se os ofrece?“ El alfil dijo que se habían perdido y no podrían regresar a su reino si él no les enseñaba el camino. Entonces Juan-mi-erizo se bajó con su gallo del árbol y le dijo al viejo rey que le enseñaría el camino si le daba lo primero que se encontrara en su casa delante del palacio real. El rey dijo que sí y le confirmó por escrito a Juan-mi-erizo que se lo daría. Una vez hecho esto Juan-mi-erizo se puso al frente montado en el gallo y le enseñó el camino, y el rey regresó felizmente a su reino. Cuando llegó a la corte hubo una gran alegría. Y el rey tenía una única hija que era muy bella y salió a su encuentro, se le abrazó al cuello y le besó y se alegró mucho de que su viejo padre hubiera vuelto. Le preguntó también que dónde había estado por el mundo tanto tiempo y él entonces le contó que se había perdido y a punto había estado de no volver jamás, pero que cuando pasaba por un gran bosque un ser medio erizo, medio hombre que estaba montado en un gallo subido a un alto árbol y tocaba una bella música le había ayudado y le había enseñado el camino, y que él a cambio le había prometido que le daría lo primero que se encontrara en la corte real, y que lo primero había sido ella y lo sentía muchísimo. Ella, sin embargo, le prometió entonces que, por amor a su viejo padre, se iría con él si iba por allí.
Juan-mi-erizo, sin embargo, siguió cuidando sus cerdos, y los cerdos tuvieron más cerdos y éstos tuvieron otros y así sucesivamente, hasta que al final eran ya tantos que llenaban el bosque entero. Entonces Juan-mi-erizo hizo que le dijeran a su padre que vaciaran y limpiaran todos los establos del pueblo, que iba a ir con una piara de cerdos tan grande que todo el que supiera hacer matanza tendría que ponerse a hacerla. Cuando su padre lo oyó se quedó muy afligido, pues pensaba que Juan-mi-erizo se habría muerto ya hacía mucho tiempo. Pero Juan-mi-erizo se montó en su gallo, condujo los cerdos hasta el pueblo y los hizo matar. ¡Uf, menuda carnicería! ¡Se podía oír hasta a dos horas de camino de distancia! Después dijo Juan-mi-erizo: „Padrecito, haz que hierren de nuevo a mi gallo en la herrería y entonces me marcharé de aquí y no volveré en toda mi vida.“ El padre entonces hizo que herraran al gallo y se alegró mucho de que Juan-mi-erizo no quisiera volver.
Juan-mi-erizo se fue cabalgando al primer reino; allí el rey había dado orden de que si llegaba uno montado en un gallo y con una gaita, dispararan todos contra él y le golpearan y le dieran cuchilladas para que no llegara al palacio. Cuando Juan-mi-erizo llegó se abalanzaron sobre él con las bayonetas, pero él espoleó a su gallo, pasó volando sobre la puerta del palacio y se posó en la ventana del rey y le dijo que le diera lo que le había prometido o de lo contrario les quitaría la vida a él y a su hija. El rey entonces le dijo a su hija con buenas palabras que tenía que marcharse con él si quería salvar su vida y la suya propia. Ella se vistió de blanco, y su padre le dio un coche con seis caballos y unos magníficos criados, dinero y enseres. Ella se montó en el coche y Juan-mi-erizo se sentó con su gallo a su lado; luego se despidieron y se marcharon de allí, y el rey pensó que no volvería a verlos. Pero no sucedió lo que él pensaba, pues cuando estaban ya a un trecho de camino de la ciudad Juan-mi-erizo la desnudó y la pinchó con su piel de erizo hasta que estuvo completamente llena de sangre. „Éste es el pago a vuestra falsedad. Vete, que no te quiero,“ le dijo, y la echó de allí a su casa, y ya estaba ultrajada para toda su vida.
Juan-mi-erizo, por su parte, siguió cabalgando en su gallo con su gaita hacia el segundo reino, a cuyo rey le había enseñado también el camino. Éste, sin embargo, había dispuesto que si llegaba alguien como Juan-mi-erizo le presentaran armas y le dejaran franco el paso, lanzaran vivas y le llevaran al palacio real. Cuando la princesa le vio se asustó, pues realmente tenía un aspecto extrañísimo, pero pensó que no quedaba más remedio, pues se lo había prometido a su padre. El rey entonces le dio la bienvenida a Juan-mi-erizo y éste tuvo que acompañarle a la mesa real, y ella se sentó a su lado, y comieron y bebieron. Cuando se hizo de noche y se iban a ir a dormir a ella le dieron mucho miedo sus púas, pero él le dijo que no temiera, que no sufriría ningún daño, y al viejo rey le dijo que apostara cuatro hombres en la puerta de la alcoba y que encendieran un gran fuego, y que cuando él entrara en la alcoba y fuera a acostarse en la cama se desprendería de su piel de erizo y la dejaría a los pies de la cama; entonces los hombres tendrían que acudir rápidamente y echarla al fuego y quedarse allí hasta que el fuego la hubiera consumido. Cuando la campana dio las once entró en la alcoba y se quitó la piel de erizo y la dejó a los pies de la cama; entonces entraron los hombres y la cogieron rápidamente y la echaron al fuego, y cuando el fuego la consumió él quedó salvado, echado allí en la cama como una persona normal y corriente, aunque negro como el carbón, igual que si se hubiera quemado. El rey envió allí a su médico y le limpió con buenas pomadas y le untó con bálsamo, y entonces se volvió blanco y quedó convertido en un joven y hermoso señor. Cuando la princesa lo vio se alegró mucho, y se levantaron muy contentos y comieron y bebieron y se celebró la boda, y el viejo rey le otorgó su reino a Juan-mi-erizo.
Cuando habían pasado ya unos cuantos años se fue de viaje con su esposa a la casa de su padre y le dijo que era su hijo; el padre, sin embargo, le contestó que no tenía ninguno, que solamente había tenido uno una vez, pero que había nacido con púas como un erizo y se había marchado por esos mundos. Él entonces se dio a conocer y el anciano padre se alegró mucho y se fue con él a su reino.

Antecedentes
Interpretaciones
Lengua
„Juanmi-erizo“ es un cuento fascinante de los Hermanos Grimm que mezcla elementos de lo fantástico con una profunda moraleja sobre la aceptación y el cumplimiento de promesas.
La historia comienza con un deseo imprudente del padre, que lleva al nacimiento de Juanmi-erizo, un niño mitad humano y mitad erizo. Criado sin amor y siempre en la periferia de la familia, Juanmi-erizo demuestra su ingenio y habilidad al cambiar su destino usando su gaita encantada. La narrativa explora temas de promesas incumplidas y recompensa merecida, contrastando las reacciones de dos reyes diferentes a los que ayuda.
El primer rey engaña a Juanmi-erizo, pero termina sufriendo cuando su hija, destinada a cumplir la promesa real, es humillada y rechazada. El segundo rey, por otro lado, honra su palabra, lo que lleva a la transformación de Juanmi-erizo en un apuesto príncipe. A lo largo de la trama, el cuento subraya el valor de la honestidad y la integridad, ya que aquellos que engañan cosechan desdicha.
Finalmente, el retorno de Juanmi-erizo a la casa de su padre cierra el ciclo de su transformación, tanto física como emocionalmente, y resalta la importancia del reconocimiento y la reconciliación familiar. El cuento enseña que la verdadera belleza y valor de una persona están en su interior, no en su apariencia externa, y que las promesas hechas, aunque difíciles, deben cumplirse siempre.
„Juan Erizo“ es una historia de los Hermanos Grimm que mezcla elementos de fábula, cuento de hadas y relato moral. A continuación, te ofrezco una interpretación de sus temas y elementos clave:
Deseo y Consecuencias: La narración comienza con un hombre que, al desear tener un hijo „aunque sea un erizo“, provoca la llegada de Juan Erizo. Esta premisa establece el fundamento de la historia: los deseos realizados sin cuidado pueden traer consecuencias imprevisibles. El padre de Juan, al expresar su deseo sin pensar, termina con un hijo inesperado que desafía las normas sociales.
Identidad y Aceptación: Juan Erizo, siendo mitad erizo y mitad humano, simboliza el tema de la identidad dual y la aceptación. Su apariencia única lo convierte en un marginado, lo que refleja las dificultades de aquellos que no encajan en una sociedad que valora la homogeneidad. Sin embargo, Juan encuentra formas de autoaceptación y realiza acciones que lo conducen hacia su eventual transformación.
Transformación y Redención: La historia contiene una transformación mágica, siguiendo el arquetipo de la metamorfosis en los cuentos de hadas. La piel de erizo de Juan simboliza las barreras y el sufrimiento que enfrenta; su eliminación y posterior transformación en un joven atractivo son un símbolo de redención y renacimiento. Esto sugiere que las verdaderas recompensas y la aceptación pueden lograrse a través de la persistencia y la superación personal.
Promesas y Lealtad: Los temas de la promesa y el compromiso son cruciales en la historia. Ambos reyes prometen a Juan lo que primero encuentren al llegar a casa. La primera promesa se rompe, reflejando la falta de integridad y la traición, mientras que el segundo rey y su hija cumplen con su promesa, simbolizando la lealtad, la honestidad y el respeto hacia los pactos, lo que culmina en la verdadera recompensa para Juan.
Venganza y Justicia: Juan toma venganza contra la primera princesa, castigándola por su traición y deslealtad. Este elemento introduce el concepto de justicia en el cuento, donde las acciones correctas o incorrectas tienen sus consecuencias. La reprensión de la princesa infiel contrasta con la aceptación y el amor que recibe de la segunda princesa, quien, a pesar de sus miedos iniciales, cumple su promesa.
Resiliencia y Superación: A lo largo del cuento, Juan demuestra gran resiliencia, desde su difícil infancia hasta su vida en el bosque. A pesar de las adversidades, persevera hasta conseguir una vida plena y una identidad aceptada, mostrando que la superación personal es posible incluso en circunstancias extraordinarias.
En resumen, „Juan Erizo“ es una compleja historia de transformación, aceptación y justicia, que utiliza personajes y situaciones fantásticas para explorar profundos temas humanos. La progresión de Juan de un marginado a un ser humano aceptado resalta la importancia del carácter y las acciones sobre la apariencia superficial.
El cuento de „Juan Erizo“ de los Hermanos Grimm es un ejemplo fascinante de la rica tradición de los cuentos de hadas, donde lo extraordinario se mezcla con lecciones morales. A continuación, se presenta un análisis lingüístico y temático del cuento:
Lenguaje y Estilo: El lenguaje del cuento es sencillo y directo, adecuado para su propósito como narración oral infantil. Esto permite que el lector (o el oyente) se concentre en los eventos y en la moraleja subyacente. Se emplean fórmulas estructurales típicas de los cuentos, como „Érase una vez,“ que sitúan al lector en un mundo fantástico y atemporal. Se utiliza un tono objetivo y desapasionado al describir eventos mágicos y crueles por igual, lo cual es característico de los cuentos de hadas tradicionales.
Diálogos: Los diálogos son breves y funcionales, focalizados en avanzar la trama y revelar el carácter de los personajes. Las conversaciones entre los personajes suelen ser pragmáticas, reflejando necesidades inmediatas o deseos, como el deseo de Juan-mi-erizo de obtener algo a cambio de su ayuda.
Recursos Estilísticos: Repeticiones: El cuento usa repeticiones para resaltar ciertos eventos o temas, como las promesas escritas de los reyes. Descripciones sencillas pero efectivas que permiten una rica visualización de las escenas, como la imagen de Juan-mi-erizo sobre el gallo.
Identidad y Aceptación: El personaje de Juan-mi-erizo representa la dualidad y el desafío en la aceptación de lo diferente. Su apariencia inusual provoca una serie de eventos que muestran cómo otros lidian con lo que no comprenden. El cuento aborda la lucha interna de Juan-mi-erizo por encontrar su lugar en el mundo, un tema relacionado con la búsqueda de la identidad.
Promesas y Consecuencias: Las promesas juegan un papel crucial en la estructura narrativa, destacando tanto el cumplimiento como el desdén hacia los compromisos asumidos (como con el primer rey). Los reyes que hacen promesas a Juan-mi-erizo representan la importancia de honrar la palabra dada, una lección moral central del cuento.
Transformación y Redención: La transformación de Juan-mi-erizo de un ser medio erizo a un príncipe humano es una metáfora de la redención y la realización del potencial oculto. La piel de erizo que se quema simboliza el abandono de lo antiguo, la aceptación de uno mismo tal como es y la liberación de las limitaciones percibidas.
Familia y Reconciliación: Al final del cuento, la reconciliación entre Juan-mi-erizo y su familia refleja temas de perdón y aceptación. El padre, que antes lo rechazaba, lo recibe como a un hijo después de la transformación.
Conclusión
„Juan Erizo“ es una historia rica en simbolismo y enseñanzas morales, presentada a través de un lenguaje simple que es accesible para todos los públicos. La historia de Juan-mi-erizo ofrece una reflexión sobre la identidad, las promesas y la transformación personal, con un final que subraya la importancia de la aceptación y la redención personal en el ámbito familiar y social.
Información para el análisis científico
Indicador | Valor |
---|---|
Número | KHM 108 |
Aarne-Thompson-Uther Índice | ATU Typ 441 |
Traducciones | DE, EN, ES, FR, PT, IT, JA, NL, PL, RU, TR, VI, ZH |
Índice de legibilidad de Björnsson | 41.3 |
Flesch-Reading-Ease Índice | 28 |
Flesch–Kincaid Grade-Level | 12 |
Gunning Fog Índice | 19 |
Coleman–Liau Índice | 7.6 |
SMOG Índice | 12 |
Índice de legibilidad automatizado | 10.8 |
Número de Caracteres | 10.423 |
Número de Letras | 8.139 |
Número de Frases | 76 |
Número de Palabras | 2.052 |
Promedio de Palabras por oración | 27,00 |
Palabras con más de 6 letras | 293 |
Porcentaje de palabras largas | 14.3% |
Número de Sílabas | 3.674 |
Promedio de Sílabas por Palabra | 1,79 |
Palabras con tres Sílabas | 493 |
Porcentaje de palabras con tres sílabas | 24% |