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Un trompo y una pelota yacían juntos en una caja, entre otros diversos juguetes, y el trompo dijo a la pelota:
– ¿Por qué no nos hacemos novios, puesto que vivimos juntos en la caja? Pero la pelota, que estaba cubierta de un bello tafilete y presumía como una encopetada señorita, ni se dignó contestarle. Al día siguiente vino el niño propietario de los juguetes, y se le ocurrió pintar el trompo de rojo y amarillo y clavar un clavo de latón en su centro. El trompo resultaba verdaderamente espléndido cuando giraba.
– ¡Míreme! -dijo a la pelota-. ¿Qué me dice ahora? ¿Quiere que seamos novios? Somos el uno para el otro. Usted salta y yo bailo. ¿Puede haber una pareja más feliz?
– ¿Usted cree? -dijo la pelota con ironía-. Seguramente ignora que mi padre y mi madre fueron zapatillas de tafilete, y que mi cuerpo es de corcho español.
– Sí, pero yo soy de madera de caoba -respondió la peonza- y el propio alcalde fue quien me torneó. Tiene un torno y se divirtió mucho haciéndome.
– ¿Es cierto lo que dice? -preguntó la pelota.
– ¡Qué jamás reciba un latigazo si miento! -respondió el trompo.
– Desde luego, sabe usted hacerse valer -dijo la pelota-; pero no es posible; estoy, como quien dice, prometida con una golondrina. Cada vez que salto en el aire, asoma la cabeza por el nido y pregunta: «¿Quiere? ¿Quiere? ». Yo, interiormente, le he dado ya el sí, y esto vale tanto como un compromiso. Sin embargo, aprecio sus sentimientos y le prometo que no lo olvidaré.
– ¡Vaya consuelo! -exclamó el trompo, y dejaron de hablarse. Al día siguiente, el niño jugó con la pelota. El trompo la vio saltar por los aires, igual que un pájaro, tan alta, que la perdía de vista. Cada vez volvía, pero al tocar el suelo pegaba un nuevo salto sea por afán de volver al nido de la golondrina, sea porque tenía el cuerpo de corcho. A la novena vez desapareció y ya no volvió; por mucho que el niño estuvo buscándola, no pudo dar con ella.
– ¡Yo sé dónde está! -suspiró el trompo-. ¡Está en el nido de la golondrina y se ha casado con ella! Cuanto más pensaba el trompo en ello tanto más enamorado se sentía de la pelota. Su amor crecía precisamente por no haber logrado conquistarla. Lo peor era que ella hubiese aceptado a otro. Y el trompo no cesaba de pensar en la pelota mientras bailaba y zumbaba; en su imaginación la veía cada vez más hermosa. Así pasaron algunos años y aquello se convirtió en un viejo amor. El trompo ya no era joven. Pero he aquí que un buen día lo doraron todo. ¡Nunca había sido tan hermoso! En adelante sería un trompo de oro, y saltaba que era un contento. ¡Había que oír su ronrón! Pero de pronto pegó un salto excesivo y… ¡adiós! Lo buscaron por todas partes, incluso en la bodega, pero no hubo modo de encontrarlo. ¿Dónde estaría? Había saltado al depósito de la basura, dónde se mezclaban toda clase de cachivaches, tronchos de col, barreduras y escombros caídos del canalón.
– ¡A buen sitio he ido a parar! Aquí se me despintará todo el dorado. ¡Vaya gentuza la que me rodea!-. Y dirigió una mirada de soslayo a un largo troncho de col que habían cortado demasiado cerca del repollo, y luego otra a un extraño objeto esférico que parecía una manzana vieja. Pero no era una manzana, sino una vieja pelota, que se había pasado varios años en el canalón y estaba medio consumida por la humedad.
– ¡Gracias a Dios que ha venido uno de los nuestros, con quien podré hablar! -dijo la pelota considerando al dorado trompo.
– Tal y como me ve, soy de tafilete, me cosieron manos de doncella y tengo el cuerpo de corcho español, pero nadie sabe apreciarme. Estuve a punto de casarme con una golondrina, pero caí en el canalón, y en él me he pasado seguramente cinco años. ¡Ay, cómo me ha hinchado la lluvia! Créeme, ¡es mucho tiempo para una señorita de buena familia! Pero el trompo no respondió; pensaba en su viejo amor, y, cuanto más oía a la pelota, tanto más se convencía de que era ella. Vino en éstas la criada, para verter el cubo de la basura.
– ¡Anda, aquí está el trompo dorado! -dijo. El trompo volvió a la habitación de los niños y recobró su honor y prestigio, pero de la pelota nada más se supo. El trompo ya no habló más de su viejo amor. El amor se extingue cuando la amada se ha pasado cinco años en un canalón y queda hecha una sopa; ni siquiera es reconocida al encontrarla en un cubo de basura.

Antecedentes
Interpretaciones
Lengua
„La pareja de enamorados“ de Hans Christian Andersen es un cuento que, como muchos de sus relatos, se centra en objetos inanimados que cobran vida y emociones. La historia se desarrolla en una caja de juguetes, donde un trompo y una pelota cohabitan con otros juguetes. El trompo propone a la pelota que sean novios, pero es rechazado por la pelota, que presume de su linaje y afirma estar comprometida con una golondrina.
La narrativa explora el tema de las aspiraciones y los desengaños amorosos a través del diálogo entre el trompo y la pelota. El trompo, a pesar de sus renovaciones y mejoras, sufre el desdén de la pelota, quien valora más un compromiso idealizado con una golondrina. El detalle de los materiales y la procedencia de ambos personajes resalta las nociones de orgullo y superficialidad.
Con el tiempo, la pelota desaparece mientras salta, simbolizando la pérdida de un amor no correspondido que se convierte en una obsesión para el trompo. Los años pasan y un encuentro fortuito en un basurero revela el fin de los fervientes sentimientos del trompo, ya que la pelota, devastada por el tiempo y las inclemencias, ya no es la figura ideal que había alimentado sus fantasías.
El cuento finaliza con el trompo restaurando su lugar de prestigio entre los juguetes, mientras que la pelota permanece perdida, simbolizando cómo los ideales amorosos insostenibles se desvanecen con el paso del tiempo y las realidades de la vida.
Este cuento de Andersen ofrece una reflexión sobre las expectativas románticas, las ilusiones y la aceptación de las realidades, envuelto en su característico estilo de cuentistas centrado en personajes que personifican cualidades humanas.
El cuento „La pareja de enamorados“ de Hans Christian Andersen presenta una metáfora sobre el amor no correspondido y las expectativas irreales. A través de los personajes del trompo y la pelota, se aborda la idea de idealización en las relaciones y cómo el paso del tiempo y las circunstancias pueden cambiar las percepciones.
El trompo, enamorado de la pelota, representa el deseo y la perseverancia en busca de afecto, aunque este no sea correspondido. La pelota, por su parte, muestra desdén y ambición, prefiriendo un „compromiso“ con la golondrina, simbolizando un amor idealizado o fuera de alcance.
Con el tiempo, ambos personajes enfrentan sus realidades. La pelota, después de caer y pasar años en el canalón, se convierte en un objeto deteriorado, reflejando cómo las circunstancias pueden transformar nuestras aspiraciones y presencia. El trompo, en cambio, goza de una transformación exterior al ser dorado, pero esto no cambia su naturaleza ni sus sentimientos pasados.
El encuentro final entre el trompo y la desgastada pelota en la basura resalta una revelación importante: el amor del trompo se basó en una idealización. Una vez que ve a la pelota en su verdadera forma, el trompo ya no puede sostener el viejo amor que alimentaba a través de los años.
Allegó la historia, Andersen nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del amor, las expectativas no cumplidas, y cómo el tiempo y las circunstancias pueden alterar nuestra percepción de las personas y de los vínculos afectivos. La historia nos recuerda que el amor verdadero debe basarse en una comprensión y aceptación genuina, y no en deseos idealizados o en proyecciones de lo que queremos que sean las personas.
El cuento „La pareja de enamorados“ de Hans Christian Andersen presenta una narración cargada de simbolismo y una estructura narrativa sencilla pero efectiva. A través de la interacción entre un trompo y una pelota, Andersen explora temas como el amor no correspondido, el orgullo y las realidades del envejecimiento y el paso del tiempo.
Personificación: Andersen utiliza un recurso literario clásico en los cuentos de hadas: la personificación. El trompo y la pelota, objetos inanimados, son dotados de personalidades y emociones. Ambos pueden hablar y experimentar sentimientos complejos como el amor y el orgullo. Esta personificación no solo añade un encanto lúdico al cuento, sino que también permite la exploración de temas humanos profundos.
Diálogo: El diálogo es una técnica central en el cuento y ayuda a caracterizar a los personajes. La pelota habla con altivez y utiliza su supuesta relación con una golondrina para rechazar al trompo, sugiriendo un sentido de superioridad. Por otro lado, el trompo trata de impresionar a la pelota hablando de su origen y el nuevo acabado que ha recibido. Esto resalta sus personalidades: la pelota es vanidosa y el trompo es perseverante y quizás un poco ingenuo.
Irónico y Didáctico: El tono irónico en la respuesta de la pelota al trompo y su presumida relación con una golondrina aporta humor al cuento y una lectura crítica sobre las pretensiones y el amor no correspondido. El desenlace, donde la pelota se convierte en un objeto irreconocible tras años en un canalón, sirve como una lección o moraleja sobre la superficialidad y el paso del tiempo.
Metáfora del Envejecimiento: La transformación del trompo en un „trompo de oro“ que termina en un depósito de basura refleja el ciclo de la juventud a la vejez. El dorado representa una cierta madurez o un pico de valoración que eventualmente pierde significado cuando la apariencia externa cae en desuso. Por su parte, la pelota, después de años en el canalón, se convierte en un objeto irreconocible, simbolizando cómo el tiempo puede despojarte de tus atributos físicos y afectación.
Imágenes Sensoriales: Andersen invoca imágenes vívidas y sensoriales cuando describe el entorno de los personajes y sus estados. La pintura del trompo, el canalón, y la basura están descritos de manera tal que el lector puede imaginar el escenario con claridad. Esto enriquece la narrativa y ofrece una atmósfera detallada y coherente.
Cierre Moral: El final del cuento ofrece una reflexión sobre la naturaleza efímera del amor y las relaciones basadas en superficialidades. El trompo recupera su posición y valor mientras que la pelota se pierde en el olvido, subrayando el mensaje de que las apariencias y las primeras impresiones pueden ser engañosas y que el verdadero valor se revela con el tiempo y las circunstancias.
En suma, „La pareja de enamorados“ es un cuento que, a través de un lenguaje simple y metáforas eficaces, ofrece una reflexión profunda sobre el amor no correspondido, la vanidad y el inevitable paso del tiempo, demostrando una vez más la habilidad de Andersen para transmitir complejas emociones y enseñanzas a través de narrativas aparentemente simples.
Información para el análisis científico
Indicador | Valor |
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Traducciones | EN, DA, ES, IT |
Índice de legibilidad de Björnsson | 24.8 |
Flesch-Reading-Ease Índice | 35.3 |
Flesch–Kincaid Grade-Level | 10.8 |
Gunning Fog Índice | 13.4 |
Coleman–Liau Índice | 10 |
SMOG Índice | 12 |
Índice de legibilidad automatizado | 4.2 |
Número de Caracteres | 1.308 |
Número de Letras | 1.003 |
Número de Frases | 23 |
Número de Palabras | 229 |
Promedio de Palabras por oración | 9,96 |
Palabras con más de 6 letras | 34 |
Porcentaje de palabras largas | 14.8% |
Número de Sílabas | 437 |
Promedio de Sílabas por Palabra | 1,91 |
Palabras con tres Sílabas | 54 |
Porcentaje de palabras con tres sílabas | 23.6% |